¿Cómo estás? Te quiero contar mi historia. Y es que mi vida no fue siempre dedicada a mi pasión.
Durante muchos años fui una bruja holística oculta detrás de títulos y trabajos que no reflejaban mi verdadera esencia. Fui militar (sí, militar y durante 10 años), técnica en computación, secretaria, entre otras cosas, pero desde pequeña sabía que tenía una energía especial que podía servir para ayudar y acompañar a otras personas en sus procesos personales. Solo que los mandatos sociales, la necesidad de tener seguridad y certezas, me hicieron tomar otros caminos.
La vida me fue llevando por diversos caminos que no me daban mucha claridad, pero que me irían preparando para el momento justo. Tuve la oportunidad de volver a mi tierra natal: la Antártida.
Mi madre me tuvo por cesárea en una casa aislada por el invierno polar, en mayo de 1983. Mi origen en ese lugar majestuoso, místico e imponente, me marcó para siempre, tanto que aún no logro entenderlo, pero sé que mi nacimiento fue muy especial.
Pasé dos veranos viviendo en mi tierra natal, recorriendo ese paisaje silencioso y vasto que habita en mi corazón. Sin embargo, con los años sentí que algo en mí pedía un cambio más profundo: un llamado interior que no podía seguir ignorando.
En el año 2015 renuncié a mi trabajo seguro de oficina y me mudé sola a México. Al poco tiempo caí en una depresión profunda, con medicación, y luego llegó la pandemia. Si bien en la pandemia afortunadamente no la pasé tan mal como otras personas, me surgió un padecimiento de salud en el cuello del útero, el cual persistió por mucho tiempo y tuve que ser intervenida con un tratamiento criogénico localizado, que no fue para nada agradable. Lo terrible es que, aun así, el problema persistió y debía hacer nuevamente ese tipo de tratamiento agresivo. Decidí no hacerlo, tomando los riesgos y las riendas de mi propia salud.
Me di cuenta de que, si no me ocupaba de aprender sobre mi cuerpo y no empezaba a compartir y hacer fluir la energía que tenía a través de entregarle mis conocimientos al mundo, iba a seguir enfermando.
Todo comenzó en 2020 con sesiones terapéuticas de tarot, disciplina que conocí desde pequeña gracias a mi abuela paterna
En esta formación les comparto mi camino y todos mis conocimientos, que fueron la base para orientarme en el mundo holístico-espiritual y tener la confianza suficiente para guiar a otras personas con amor y humildad.
Además, logré sanar mi padecimiento de salud y vivir en coherencia, alineada con mi propósito más genuino: compartir con otras mujeres.
En la siguiente nota puedes ver todo acerca de mi conexión con la antártida, el lugar dónde nací.
Hoy ya somos más de 700 mujeres las que compartimos espacios vivenciales y de aprendizaje en Energía de la Diosa, desde un enfoque con principios amorosos, integrales y reflexivos. Y más allá de lo académico, nos guía una certeza:
¡Gracias por estar aquí!
Caminemos juntas.